sabato 2 settembre 2017

LOS ESTIGMAS

LOS ESTIGMAS

El Padre Provincial de lo Capuchinos del Monasterio de Santa Ana de Foggia, luego de haber echo fotografiar las manos, los pies y costado del Padre Pío, envío todos esos documentos al Vaticano para su estudio. El Padre Provincial de Foggia pidió al Dr. Luis Romanelli, de Barletta, que practicara un examen medico detallado al nuevo estigmatizado, examen que repitió cinco veces en dos años. He aquí los puntos mas importante de su estudio e informes. "Las lesiones del Padre Pío están recubiertas por una fina membrana de color rojizo. No hay en ellas ni grietas ni hinchazón, como tampoco reacciones inflamatorias en los tejidos". "Tengo la convicción y la certidumbre de que las heridas no son superficiales. Cuando se hace presión con el dedo sobre la palma de la mano, se tiene una sensación de vacío". "Al ejercer esa presión, no me ha sido posible comprobar si las heridas se comunican, porque una presión fuerte provoca en el sujeto un intenso dolor". "Sin embargo, repetí varias veces la penosa experiencia, por la mañana y por la noche, y debo confesar que he llegado a la misma conclusión". "Las lesiones de los pies presentan idénticas características que las de las manos, pero dado su espesor, resultan difícil hacer iguales experiencias que con estas". "La herida del costado es un tajo limpio, paralelo en sus bordes, de siete u ocho centímetros de longitud, cuya profundidad no se puede medir y que sangra en abundancia. La sangre tiene las características de la sangre arterial, y los bordes de la llaga prueban que esta no es superficial". "Los tejidos y los alrededores de la lesión no presentan ninguna reacción inflamatoria y hacen sufrir al sujeto al mas leve roce". "He examinado al Padre Pío en el espacio de quince meses. Y aunque alguna vez he comprobado ciertas modificaciones en las lesiones, jamas he podido clasificarlas en ningún orden clínico conocido". En 1919, el Dr. Amico Bignami, profesor de medicina interna de la Universidad de Roma, vino a San Giovanni para hacer un informe sobre este caso. El informe del Dr. Bignami, fechado el 26 de julio de 1919, es muy importante, opinen lo que opinen los biógrafos. Es preciso y objetivo desde el punto de vista científico, y peca de falta de lógica en sus conclusiones; lo seguimos en cuanto al análisis del caso, pero en cuanto se refiere a la lógica, consideramos conveniente quedarnos con la nuestra. El Dr. Romanelli discute el informe del Dr. Bignami y se sirve de el para confirmar sus propias convicciones. Veamos lo que escribe al Padre Provincial el 7 de noviembre de 1920 ".Después de haber leído el informe de un ilustre medico, de un sabio de renombre de la Universidad de Roma, me quedo con mi propia opinión. - como explica el esas heridas? Observa inescrupulosamente al Padre Pío, no encuentra en el ningún síntoma que pueda hacer creer en una enfermedad psíquica o nerviosa. Llega a describir minuciosamente el carácter del sujeto, lo considera un hombre perfectamente normal, con un sistema nervioso también normal. Examina cada uno de sus órganos y decide.. - Que? Nada menos que clasificar las lesiones en la característica de las lesiones necrobioticas (gangrenosas) autosugestiva, etc. "Como no preguntarse entonces?: Es posible que haya un efecto sin causa? - Puede existir lesiones de origen nervioso si el sistema nervioso no esta alterado? ". "El Dr. Bignami, en la primera parte de su informe, informa que el Padre Piono es un neurópata, y en la segunda parte informa que las lesiones del Padre Pío son de origen nervioso. Lo importante es lo que declara que no conoce ni puede explicar la naturaleza ni las causa de las lecciones examinadas. - Es posible desear informe mas favorable? A mi entender, no es insistir, cuando semejante conclusión ha sido sacada por un sabio de renombre. "Por eso yo, adoptando provisoriamente la opinión del señor profesos, pregunto: Dado que esas lesiones son de origen nervioso, no es lógico que estas sigan el mismo proceso que todas las otras lesiones del cuerpo en general?". "Toda lesión bien cuidada debe curar, y mal cuidada se agrava. - Es posible explicar científicamente como estas lesiones que no son tratadas como corresponde, sobre todo las de las manos, que se lavan con agua común y están siempre en contacto con guantes de lana y con pañuelos y fregadas con jabón de peor clase, no se infectan ni tiene complicaciones y tampoco se curan?". "- Y porque no sanaron luego del tratamiento indicado por el Dr., y que fue seguido escrupulosamente?". Doy gran importancia a esta informe que resulta edificante en la medida en que deseaba ser demoledor. Quienes han estudiado filosofía, tendrán que admitir que un silogismo es falso cuando, "la conclusión destruye las premisas". El tratamiento a que esta carta hace alusión, consistía en extender sobre las manos del Padre Pío un bálsamo que debía curarlas completamente después de quedar vendadas un cierto tiempo. Y se pudo comprobar que, una vez retiradas las vendas, la extrañas heridas no se habían modificado en nada desde el día en que se hizo la curación. Antes de despedirse del Padre Pío, el Dr. Bignami le había preguntado: - Padre - porque esas cinco llagas en esas cincos partes de su cuerpo y no en otros lugares?. A lo que respondió el Padre:- Eso le corresponde a usted decírmelo a mi, para eso es un hombre de ciencia. Las heridas de las manos sangran ligeramente y casi de continuo. Esto es natural. Durante el día, el Padre Pío lleva guantes de lana marrón. Las manchas de sangres no se ven, y la lana absorbe la humedad. Un abogado que viene a veces a ayudar a los Padres, cuenta que un día beso la mano del Padre Pío antes de que este se hubiera vuelto a poner los guantes, y que le quedo un poco de sangre en los labios. Por las noches, el Padre Pío lleva generalmente guantes de algodón blanco; por la mañana, están empapado de sangre y el mismo los lava en su celda. Solo por casualidad los Capuchinos son testigo de tales hechos. También la herida del costado sangra continuamente. El coloca sobre esta un lienzo que sostiene por medio de una banda ancha enrollada en su torso. Los vecinos del monasterio le proporcionan la tela necesaria. Los frailes no tienen derecho de distribuir ninguno de sus efectos personales bajo pena de excomunión. Por eso el entrega en manos del Hermano Vicario las gasas manchadas que luego son encerradas bajo llave. Las tiene que renovar dos o tres veces por día. Fray Juan, el Hermano cocinero, tuvo un día que remendar un habito del Padre Pío en el que unos fieles indiscretos habían hecho dos agujeros con tijera. Para evitar tales hechos, el Padre Pío suele verse obligado a dar ordenes severas a los fieles que lo rodean.

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