LOS ESTIGMAS
El Padre Provincial de lo Capuchinos del Monasterio de Santa Ana de
Foggia, luego de haber echo fotografiar las manos, los pies y costado del
Padre Pío, envío todos esos documentos al Vaticano para su estudio.
El Padre Provincial de Foggia pidió al Dr. Luis Romanelli, de Barletta, que
practicara un examen medico detallado al nuevo estigmatizado, examen
que repitió cinco veces en dos años. He aquí los puntos mas importante de
su estudio e informes.
"Las lesiones del Padre Pío están recubiertas por una fina membrana de
color rojizo. No hay en ellas ni grietas ni hinchazón, como tampoco
reacciones inflamatorias en los tejidos".
"Tengo la convicción y la certidumbre de que las heridas no son
superficiales. Cuando se hace presión con el dedo sobre la palma de la
mano, se tiene una sensación de vacío".
"Al ejercer esa presión, no me ha sido posible comprobar si las heridas se
comunican, porque una presión fuerte provoca en el sujeto un intenso
dolor".
"Sin embargo, repetí varias veces la penosa experiencia, por la mañana y
por la noche, y debo confesar que he llegado a la misma conclusión".
"Las lesiones de los pies presentan idénticas características que las de las
manos, pero dado su espesor, resultan difícil hacer iguales experiencias
que con estas".
"La herida del costado es un tajo limpio, paralelo en sus bordes, de siete u
ocho centímetros de longitud, cuya profundidad no se puede medir y que
sangra en abundancia. La sangre tiene las características de la sangre
arterial, y los bordes de la llaga prueban que esta no es superficial".
"Los tejidos y los alrededores de la lesión no presentan ninguna reacción
inflamatoria y hacen sufrir al sujeto al mas leve roce".
"He examinado al Padre Pío en el espacio de quince meses. Y aunque
alguna vez he comprobado ciertas modificaciones en las lesiones, jamas
he podido clasificarlas en ningún orden clínico conocido".
En 1919, el Dr. Amico Bignami, profesor de medicina interna de la
Universidad de Roma, vino a San Giovanni para hacer un informe sobre
este caso. El informe del Dr. Bignami, fechado el 26 de julio de 1919, es
muy importante, opinen lo que opinen los biógrafos. Es preciso y objetivo
desde el punto de vista científico, y peca de falta de lógica en sus
conclusiones; lo seguimos en cuanto al análisis del caso, pero en cuanto
se refiere a la lógica, consideramos conveniente quedarnos con la nuestra.
El Dr. Romanelli discute el informe del Dr. Bignami y se sirve de el para
confirmar sus propias convicciones. Veamos lo que escribe al Padre
Provincial el 7 de noviembre de 1920 ".Después de haber leído el informe
de un ilustre medico, de un sabio de renombre de la Universidad de Roma,
me quedo con mi propia opinión. - como explica el esas heridas? Observa
inescrupulosamente al Padre Pío, no encuentra en el ningún síntoma que
pueda hacer creer en una enfermedad psíquica o nerviosa. Llega a
describir minuciosamente el carácter del sujeto, lo considera un hombre
perfectamente normal, con un sistema nervioso también normal. Examina
cada uno de sus órganos y decide.. - Que? Nada menos que clasificar las
lesiones en la característica de las lesiones necrobioticas (gangrenosas)
autosugestiva, etc.
"Como no preguntarse entonces?: Es posible que haya un efecto sin
causa? - Puede existir lesiones de origen nervioso si el sistema nervioso
no esta alterado? ".
"El Dr. Bignami, en la primera parte de su informe, informa que el Padre
Piono es un neurópata, y en la segunda parte informa que las lesiones del
Padre Pío son de origen nervioso. Lo importante es lo que declara que no
conoce ni puede explicar la naturaleza ni las causa de las lecciones
examinadas. - Es posible desear informe mas favorable? A mi entender, no
es insistir, cuando semejante conclusión ha sido sacada por un sabio de
renombre.
"Por eso yo, adoptando provisoriamente la opinión del señor profesos,
pregunto: Dado que esas lesiones son de origen nervioso, no es lógico que
estas sigan el mismo proceso que todas las otras lesiones del cuerpo en
general?".
"Toda lesión bien cuidada debe curar, y mal cuidada se agrava. - Es
posible explicar científicamente como estas lesiones que no son tratadas
como corresponde, sobre todo las de las manos, que se lavan con agua
común y están siempre en contacto con guantes de lana y con pañuelos y
fregadas con jabón de peor clase, no se infectan ni tiene complicaciones y
tampoco se curan?".
"- Y porque no sanaron luego del tratamiento indicado por el Dr., y que fue
seguido escrupulosamente?".
Doy gran importancia a esta informe que resulta edificante en la medida en
que deseaba ser demoledor. Quienes han estudiado filosofía, tendrán que
admitir que un silogismo es falso cuando, "la conclusión destruye las
premisas".
El tratamiento a que esta carta hace alusión, consistía en extender sobre
las manos del Padre Pío un bálsamo que debía curarlas completamente
después de quedar vendadas un cierto tiempo. Y se pudo comprobar que,
una vez retiradas las vendas, la extrañas heridas no se habían modificado
en nada desde el día en que se hizo la curación.
Antes de despedirse del Padre Pío, el Dr. Bignami le había preguntado:
- Padre - porque esas cinco llagas en esas cincos partes de su cuerpo y no
en otros lugares?.
A lo que respondió el Padre:- Eso le corresponde a usted decírmelo a mi,
para eso es un hombre de ciencia.
Las heridas de las manos sangran ligeramente y casi de continuo. Esto es
natural. Durante el día, el Padre Pío lleva guantes de lana marrón. Las
manchas de sangres no se ven, y la lana absorbe la humedad. Un
abogado que viene a veces a ayudar a los Padres, cuenta que un día beso
la mano del Padre Pío antes de que este se hubiera vuelto a poner los
guantes, y que le quedo un poco de sangre en los labios. Por las noches,
el Padre Pío lleva generalmente guantes de algodón blanco; por la
mañana, están empapado de sangre y el mismo los lava en su celda. Solo
por casualidad los Capuchinos son testigo de tales hechos.
También la herida del costado sangra continuamente. El coloca sobre esta
un lienzo que sostiene por medio de una banda ancha enrollada en su
torso. Los vecinos del monasterio le proporcionan la tela necesaria. Los
frailes no tienen derecho de distribuir ninguno de sus efectos personales
bajo pena de excomunión. Por eso el entrega en manos del Hermano
Vicario las gasas manchadas que luego son encerradas bajo llave. Las
tiene que renovar dos o tres veces por día.
Fray Juan, el Hermano cocinero, tuvo un día que remendar un habito del
Padre Pío en el que unos fieles indiscretos habían hecho dos agujeros con
tijera. Para evitar tales hechos, el Padre Pío suele verse obligado a dar
ordenes severas a los fieles que lo rodean.
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