sabato 2 settembre 2017

DESCRIPCIÓN DE LOS ESTIGMAS

DESCRIPCIÓN DE LOS ESTIGMAS

Las manos del Padre Pío, que los fieles pueden ver cuando dice misa, están ensangrentadas. Lavadas con agua clara, los estigmas aparecen como llagas circulares de unos dos centímetros de diámetros, en el centro de la palma. Se ve exactamente en el dorso de las manos, de modo que se diría que están traspasada de parte a parte y transparente en su centro. En consecuencia, el Padre no puede nunca cerrar las manos por completo, y como Teresa Neumann, escribe con dificultad. No es posible comprobar la profundidad de las heridas a causa de la película que las recubre. Esta película se desprende con frecuencia y se le forma otra. Como Gema Galgani, el Padre Pío trata de disimular sus estigmas. Sus superiores decidieron que llevara guantes, después de proceder a exámenes minuciosos, salvo para decir misa; además le tienen prohibido mostrar sus manos a nadie. Hasta cuando dice misa se empeña en cubrirlas con largas mangas de su alba. Durante los primeros meses, se creyó en la obligación de pintar sus llagas con tintura de yodo dos veces por semana, con la esperanza de que sangraran menos. El Dr. Bignami le aconsejo que no se hiciera tales aplicaciones. Las heridas de sus pies son de igual naturaleza y de igual forma que las de sus manos, en el empeine y la planta del pie. La parte inferior esta siempre impregnada de sangre. A diferencia de los demás Capuchinos que usan sandalias, el Padre Pío lleva zapatos hechos especialmente de cuero flexible y tela; estos se las envían especialmente desde Suiza. Al bajar de las gradas del altar para dar la comunión a los fieles, el Padre Pío me de la impresión de caminar a los tropezones, tanto en lo que sufre al hacer este esfuerzo. Su marcha es siempre incierta, lenta, titubeante. El estigma de su costado izquierdo es el mas extraño de todos, pues sangra en abundancia por mas que la llaga parezca mas superficial que las otras. De ella brota mas o menos una taza de sangre por día. Una noche, a las nueve, el Dr. Festa aplico sobre esa llaga un pañuelo doblado. Diez horas después, el Dr. encontró impregnado de sangre y de serosidad, no solo el pañuelo sino también otra curación de igual tamaño que había añadido el Padre Pío durante la noche. Los Capuchinos jamas tiran esos trozos de géneros impregnados de sangre. Los conservan con amor. El Padre Domingo Meyer me ha informado que el Santo Oficio prohibe regalar los guantes y ninguna cosa que haya sido usada por el Padre Pío. Un guante, aplicado sobre el cuerpo de la Madre Teresa Salvadores, Superiora de la Escuela Taller de la Medalla Milagrosa de Montevideo, la curo inmediatamente. Además de un cáncer de estomago, la Madre sufría de una lesión de aorta y ya no podía absorber ningún alimento. Monseñor Damiani, hermano del famoso cantante lírico Víctor Damiani, logro uno de los guantes del Padre Pío en su visita a San Giovanni. De vuelta a Montevideo, coloco el guante sobre su estomago, garganta y cuello de la moribunda, que inmediatamente cayo en un profundo sueño. Al despertar, la paciente contó que el Padre Pío había estado, soplado sobre ella mientras rezaba. Esto ocurrió en noviembre de 1921. Todos los órganos del Padre Pío bazo, corazón, pulmones, riñones, son perfectamente sanos. Sus pulmones, entes atacado por la tuberculosis, actualmente son del todo normales. Después de haber soportado una operación de hernia en 1925 y la de un quiste en el cuello en 1927, las heridas se cicatrizaron con rapidez y sin complicación ninguna. La duración de los estigma del Padre Pío es la mas prolongada que se conoce en la vasta lista de los estigmatizados. Hace ya treinta y cinco años que los estigmas aparecieron en su cuerpo, el 20 de septiembre de 1918, Además, no aparecen solo los jueves y viernes de cada semana, como el caso de muchos estigmatizados, sino que su estabilidad es continua desde su aparición. "Cada conversión es un hecho sobrenatural debido a la gracia de Jesús", dice San Pablo. Beneddicto xv era un gran admirador del Padre Pío, pero su sucesor no concedió igual crédito a los fenómenos presentados por el Santo Capuchino, sin duda por permisión especial de Dios, que prueba a su servidor fiel y obediente. En nuestra época de escepticismo se tiene tendencia a sostener que todos los estigmatizados son personas histéricas y psicópatas, simuladoras y autosugestionadas. L

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