DESCRIPCIÓN DE LOS ESTIGMAS
Las manos del Padre Pío, que los fieles pueden ver cuando dice misa,
están ensangrentadas. Lavadas con agua clara, los estigmas aparecen
como llagas circulares de unos dos centímetros de diámetros, en el centro
de la palma. Se ve exactamente en el dorso de las manos, de modo que
se diría que están traspasada de parte a parte y transparente en su centro.
En consecuencia, el Padre no puede nunca cerrar las manos por completo,
y como Teresa Neumann, escribe con dificultad. No es posible comprobar
la profundidad de las heridas a causa de la película que las recubre. Esta
película se desprende con frecuencia y se le forma otra.
Como Gema Galgani, el Padre Pío trata de disimular sus estigmas. Sus
superiores decidieron que llevara guantes, después de proceder a
exámenes minuciosos, salvo para decir misa; además le tienen prohibido
mostrar sus manos a nadie. Hasta cuando dice misa se empeña en
cubrirlas con largas mangas de su alba. Durante los primeros meses, se
creyó en la obligación de pintar sus llagas con tintura de yodo dos veces
por semana, con la esperanza de que sangraran menos. El Dr. Bignami le
aconsejo que no se hiciera tales aplicaciones. Las heridas de sus pies son
de igual naturaleza y de igual forma que las de sus manos, en el empeine
y la planta del pie. La parte inferior esta siempre impregnada de sangre. A
diferencia de los demás Capuchinos que usan sandalias, el Padre Pío lleva
zapatos hechos especialmente de cuero flexible y tela; estos se las envían
especialmente desde Suiza. Al bajar de las gradas del altar para dar la
comunión a los fieles, el Padre Pío me de la impresión de caminar a los
tropezones, tanto en lo que sufre al hacer este esfuerzo. Su marcha es
siempre incierta, lenta, titubeante.
El estigma de su costado izquierdo es el mas extraño de todos, pues
sangra en abundancia por mas que la llaga parezca mas superficial que
las otras. De ella brota mas o menos una taza de sangre por día. Una
noche, a las nueve, el Dr. Festa aplico sobre esa llaga un pañuelo doblado.
Diez horas después, el Dr. encontró impregnado de sangre y de serosidad,
no solo el pañuelo sino también otra curación de igual tamaño que había
añadido el Padre Pío durante la noche. Los Capuchinos jamas tiran esos
trozos de géneros impregnados de sangre. Los conservan con amor. El
Padre Domingo Meyer me ha informado que el Santo Oficio prohibe
regalar los guantes y ninguna cosa que haya sido usada por el Padre Pío.
Un guante, aplicado sobre el cuerpo de la Madre Teresa Salvadores,
Superiora de la Escuela Taller de la Medalla Milagrosa de Montevideo, la
curo inmediatamente. Además de un cáncer de estomago, la Madre sufría
de una lesión de aorta y ya no podía absorber ningún alimento. Monseñor
Damiani, hermano del famoso cantante lírico Víctor Damiani, logro uno de
los guantes del Padre Pío en su visita a San Giovanni. De vuelta a
Montevideo, coloco el guante sobre su estomago, garganta y cuello de la
moribunda, que inmediatamente cayo en un profundo sueño. Al despertar,
la paciente contó que el Padre Pío había estado, soplado sobre ella
mientras rezaba. Esto ocurrió en noviembre de 1921.
Todos los órganos del Padre Pío bazo, corazón, pulmones, riñones, son
perfectamente sanos. Sus pulmones, entes atacado por la tuberculosis,
actualmente son del todo normales. Después de haber soportado una
operación de hernia en 1925 y la de un quiste en el cuello en 1927, las
heridas se cicatrizaron con rapidez y sin complicación ninguna.
La duración de los estigma del Padre Pío es la mas prolongada que se
conoce en la vasta lista de los estigmatizados. Hace ya treinta y cinco años
que los estigmas aparecieron en su cuerpo, el 20 de septiembre de 1918,
Además, no aparecen solo los jueves y viernes de cada semana, como el
caso de muchos estigmatizados, sino que su estabilidad es continua desde
su aparición. "Cada conversión es un hecho sobrenatural debido a la
gracia de Jesús", dice San Pablo. Beneddicto xv era un gran admirador del
Padre Pío, pero su sucesor no concedió igual crédito a los fenómenos
presentados por el Santo Capuchino, sin duda por permisión especial de
Dios, que prueba a su servidor fiel y obediente.
En nuestra época de escepticismo se tiene tendencia a sostener que todos
los estigmatizados son personas histéricas y psicópatas, simuladoras y
autosugestionadas.
L
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