sabato 2 settembre 2017

NOVICIADO

NOVICIADO-

  Partió con el maestro Caccavo y otros dos niños del pueblo. Al llegar a Marcone lo recibió fray Camilo, quien lo abrazó con simpatía y alegría, diciéndole: Bravo, Francesco, has sido fiel a la promesa y a la llamada de san Francisco22 . El 22 de enero de 1903 vistió el hábito de novicio capuchino, llamándose Pío de Pietrelcina. Su mayor mortificación la tenía en el comedor, pues comía poquísimo y debía dar cuenta al padre maestro o al guardián (Superior), si dejaba algo y porqué. En ese tiempo estaba flaco, pero saludable. Cuando hacía la oración en común lo hacía sobre la Pasión del Señor, lo que le hacía llorar, dejando sobre el pavimento un pequeño charco de agua. Por ello, tuvo que poner un pañuelo en el suelo para que así no se viera el agua 23 . Su profesión religiosa de votos temporales, por tres años, fue el 22 de enero de 1904. Para ese acontecimiento llegó su madre, su hermano mayor, Miguel, y su tío Ángel Antonio. Su madre lo abrazó después de la ceremonia y le dijo: Hijo mío, ahora sí que eres todo un hijo de san Francisco. El día 25, acompañado del padre Pío de Benevento, fray Pío y fray Anastasio partieron hacia el convento de sant´Elia a Pianisi para continuar sus estudios.  En el mes de setiembre de 1905, estaba una noche orando en su celda y sentía en la habitación de al lado un ruido como si fray Anastasio estuviese dando vueltas por no poder dormir. Después de un rato, se asomó a la ventana y, al decir: ¡Fray Anastasio!, vio un gran macho cabrío del que sobresalía medio cuerpo, pero que al momento se lanzó fuera, sobre el techo de la leñera, y desapareció. Al día siguiente, le preguntó a fray Anastasio qué había pasado en su habitación. Él, sorprendido, le respondió que hacía más de un mes que ya no dormía en aquella habitación. Entonces, fray Pío se convenció de que aquella horrible bestia había sido el demonio bajo la figura de un macho cabrío24 . Otro día, estando ya en Montefusco, salieron los estudiantes de paseo hacia una zona cercana al convento en que había arboles llenos de castañas. Fray Pío llenó un saquito de ellas y se las envió a su tía Daría como reconocimiento por el bien que le había hecho cuando era niño, pues lo había hecho dormir en su casa y lo había tratado como a un hijo. Ella tiró las castañas y conservó el saquito. Pasado el tiempo, el día en que se casaba su última hija, fue a buscar algo en una caja donde los hijos y el marido guardaban pólvora. Tenía en la mano una lámpara de aceite encendida y se desprendió una chispa. La pólvora explotó y su rostro quedó negro como un paño negro. Tía Daría, acordándose del saquito de fray Pío, se lo envolvió en la cara y su cara quedó normal. Este hecho lo contó la misma protagonista, cuando en 1918 llegó a Pietrelcina la noticia de las llagas del padre Pío25. Algunos han considerado este caso como el primer milagro del padre Pío. El 27 de enero de 1907, en el convento de sant´Elia a Pianisi, emitió sus votos perpetuos. En octubre de ese año partió con sus compañeros a san Marco la Catola para estudiar filosofía. Allí encontró al padre Benito de san Marco in Lamis y al padre Agustín de san Marco in Lamis, que serían sus directores espirituales y a quienes escribió desde otros conventos muchas de sus cartas. Durante sus años de estudiante de filosofía y teología, los superiores tuvieron que enviarlo varias veces a su pueblo, porque los médicos le habían diagnosticado tuberculosis pulmonar y querían evitarle observar la severa regla capuchina, además de evitar el posible contagio a sus compañeros. El año 1908 se enfermó gravemente con mucha fiebre, fuertes dolores en los pulmones y vómitos de sangre, que no le permitían tomar ni siquiera una cucharada de alimento durante días. Los médicos estaban desconcertados, pues la fiebre había días que le subía hasta el límite del termómetro y desaparecía sin explicación posible. Sin embargo, fray Pío había manifestado claramente a sus Superiores: Mi enfermedad, por una gracia especial de Dios, no se contagia26 . Durante su estancia en el pueblo para respirar aire más sano y puro, seguía avanzando en sus estudios y los sacerdotes del pueblo le daban clases particulares. De modo que el 18 de julio de 1909 pudo ser ordenado diácono por Monseñor Benedetto, obispo de Termopoli. Y después continuó estudiando teología y liturgia con don Salvatore Pannullo, párroco de Pietrelcina.

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